sábado, 17 de octubre de 2009

EL DOLOR

El dolor

Todo hombre que deshonre, levante injurias o condene injustamente a alguno de sus congéneres, con sus actos injustos estará preparando su propia perdición.


Con el dolor el hombre aprende a no cometer los mismos actos que le causaron amargura.

Al ser humano le agrada beber en copa de oro aunque sea veneno lo que lleve a su boca.


En este mundo se hallan los planos inferiores del dolor que algunos llaman infierno.

Es necesario que el hombre, como el oro, se purifique en el crisol del dolor por que no ha aprendido a sublimar sus errores en la bendición del amor.


El dolor es el martillo que dentro del taller interno debe golpear una y otra vez sobre el pesado yunque del egoísmo humano.


El dolor limpia, sublima, purifica y hace crecer al hombre haciéndole tomar conciencia de sus actos errados.

El que sufre debe reflexionar sobre las acciones mentales, emocionales y físicas que precedieron a su dolor.


Todo aquel que a través de su dolor no vislumbra su cercano despertar espiritual y reniega de sus circunstancias solo atrasa su crecimiento y se mancha en el dolor generándose mas desdichas.


Es menester agradecer en silencio a la fuente desde donde emana el sufrimiento puesto que ella somete al hombre a prueba de paciencia, aceptación y buena voluntad.


A veces el hombre necesita de estas pruebas como una verdadera piedra de toque que lo haga despertar de su letargo material.


Si todo esto no sucediera, como lograría el hombre purificar su alma y equilibrar su karma o su posición en la ley de causa y efecto.


Quizás el hombre no debería pedirle a su padre celestial que lo libre de los sufrimientos sino que lo provea de la suficiente entrega y fortaleza para transitar el dolor puesto que el mismo existe para perfeccionarlo y hacerlo crecer.


Los que sufren mucho es para que luego de alcanzar su purificación gocen mucho mas todavía .


Es necesario ver en el dolor a un verdadero maestro y descubrir la lección que en el se encuentra oculta.


En una melodía la nota que no esta afinada en su conjunto produce desarmonia y desagrado.


Las almas que no responden al amor no son notas afinadas y armónicas en la celestial música de las esferas.


El que no se conmueve con el dolor ajeno y lo siente muy lejano, esta alejado del sendero espiritual que conduce a la casa de su padre celestial.


Si no se siente el dolor ajeno se esta alejado por propia voluntad del amor de Dios porque el que no sufre en el dolor de su hermano evidentemente no lo ama y el que no ama a su hermano, ¿como puede decir que ama a Dios.


Cuando se acude Dios por los pesares y no por verdadero amor , cuando se disipan los pesares el hombre se olvida de Dios.


A los hombres les cuesta creer que los sufrimientos que los aquejan son solo efectos de causas que ellos mismos generaron.

Les resulta mas fácil creer que son males que vienen del cielo y se manifiestan en la tierra sobre ellos creyendo paradójicamente que siempre la peor parte les toca a cada uno de ellos.


La ignorancia espiritual humana no discierne entre el castigo y el aprendizaje que a través del dolor realiza la ley de causa y efecto.


Una de las lecciones a aprender es que bajo ningún pretexto y circunstancia se debe generar dolor hacia otros.


Luego el espíritu al sublimar el dolor en puro amor divino universal eleva al hombre sobre sus miserias y lo sitúa sobre todo condicionamiento terrenal.

Para que el hombre transmute su dolor en luz tiene que erradicar definitivamente en si la raíz que en el causa la violencia, la intolerancia y la mala voluntad y luego perder totalmente la intención de herir a sus hermanos.


Después que el hombre sublima su ego no solo deja de causar dolor sino que siente el dolor de los otros como el suyo propio


Cuando se comienza a sentir el dolor ajeno ya se ha perdido el poder de herir.


Cuando se siente el dolor de los demás también sobreviene el regocijo con sus alegrías.


Cuando el hombre no esta presente con los que sufren y se olvida de el dolor ajeno lo agrava y lo manifiesta.


El hombre debe entregarle a Dios la ofrenda de su dolor para que en ese instante pierda el poder de la venganza.


En la mansedumbre se manifiesta la sabiduría y la humildad.

Desde la humildad el hombre dulcemente aparta de si el dolor que encuentra en su camino porque el dolor llevado con dignidad eleva al ser a los reinos superiores.


Un momento de desmayo en el dolor es mucho tiempo de confusión pero un solo minuto de rebeldía lo es mas en dolor.


La humanidad soporta una pequeña parte de su dolor, porque en verdad es mucho mayor su desamor.

Si sobreviene el dolor es preferible retenerlo pero nunca devolverlo porque si a cambio se entrega amor grande será la recompensa.


En este plano de libre albedrío se puede herir, ofender o ultrajar pero luego volverá la acción cuando mas duela en el corazón.


Nada queda sin castigo ni premio por parte de los que forjaron la acción.


No existe deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla.


El amor es el único sendero que conduce hacia la luz, todos los demás conducen al dolor.

Luego de un gran pesar surge una gran alegría.

Para acceder al sendero del servicio espiritual hay que atravesar la iniciación del dolor.

El dolor anuncia la anterior presencia del error y los errores anuncian el amanecer del dolor.


El hombre con el error viola la ley del amor y el dolor aparece para recibirlo.


No es suficiente con no causar dolor, el ciclo se completa cuando en servicio se atenúa el dolor ajeno.


Cuando el sufrimiento suaviza la materia esta se torna mas dúctil, noble y obediente y lentamente cede posiciones al espíritu.


El error con el dolor se encuentran íntimamente ligados y se transita el camino del dolor al cosechar las obras que se han sembradas en el error.

Que es la vida del hombre sin su parte espiritual. Se nace con un llanto y se muere con un gemido.


El que no ha crecido por el amor deberá crecer desde el dolor.


El alma se regocija ante el sufrimiento de la materia puesto que sabe que pronto su reinado físico será destronado.


Cada sufrimiento conmociona al alma y la renueva de las sombras del error pasado.

Con el dolor el alma se limpia , crece y se enaltece.


Que poco saben los hombres de la cruz que llevan. Cada uno cree que es la mas pesada y de esa manera ni se enteran de la gran carga que llevan otros.

Los hombres se quejan por que sienten que los hacen sufrir.

Si examinaran honestamente sus actos comprenderían que aquello que los hace llorar no son otra cosa que la devolución de las obras que han realizado en el error.

Y si esto no fuera así deberían bendecir a aquellos que lo hacen sufrir por que ellos lo ayudan a progresar en el sendero del crecimiento espiritual.

El hombre a veces se pregunta ¿Si hoy no he hecho daño que estoy pagando.

En el historial del alma humana se hallan cuentas pendientes del ayer.

Si hoy no se paga del presente de seguro se paga del pasado.

Si el hombre contara cada uno de sus sufrimiento vería con asombro que la cantidad es mucho menor que la de los errores que ha cometido durante su aprendizaje en esta escuela de vida material.

Cundo el hombre sienta a Dios en sí , la quejas, el dolor, las enfermedades y las miserias habrán culminado.

No existen efectos sin causas precedentes.


Las obras erradas de los hombres son las causas y sus efectos la desesperación y el dolor.

El sufrimiento en el dolor no es un castigo, es el pago de la deuda que en el error debe el hombre.

Existen sufrimientos que se transmutan en brillantes ideas de divina inspiración y otros en iluminación para el alma.

Cuando es necesario se deberá reprender la equivocación, porque aún sintiendo dolor, desde el amor se habrá corregido la acción en el error.

Benditos los hombres que en vez de renegar de su dolor, toman su cruz y en esa cruz que hará florecer la rosa mística siguen pacientemente al Cristo acompañándolo en su peregrinar.

Muchos hombres caminan por el mundo arrastrando lastimosamente su cruz.


Algunos por no saber cargarla y otros por su terca rebeldía.

El hombre intenta desesperadamente huir de su dolor y paradójicamente va a su encuentro por el camino del error.

Le teme a la muerte y va a su encuentro generando guerras.

Le tiene miedo al hambre y la indigencia y a la vez arrasa con la ecología de su medio ambiente.

El hombre en si mismo es una eterna e insondable paradoja.

Aquel que sufre por las causas que origino en el error no obtiene crecimiento de ese dolor.

Cuando los sufrimientos vienen por injusticias o desamor ajeno y se transitan con paciencia y resignación se obtiene crecimiento en el dolor.


Se debería ir al encuentro de aquel que sufre para intentar apaciguar su dolor .

Al hombre no le corresponde juzgar si el dolor que transitan su hermanos fue originado por sus propios errores y esta recibiendo la justa recompensa de la ley.
Solo deberá consolar desde el amor, al que ha errado el camino correcto y sufre en el error.

Con esta acción de consolación al prójimo el hombre ira saldando lo que debe en su cuenta de la ley e ira solucionando sus problemas y pesares.

Aquel que dejando de lado su dolor extiende su mano para ayudar al que sufre, el Cristo le entregara unas sandalias de luz para recorrer el camino espinoso de sus errores y estará preparando su morada a la diestra de su padre celestial.

El ser debe bendecir a algunos por el bien que le hacen a su alma haciéndolo sufrir y a otros por que con ello le ayudan a pagar lo que debe.

Los seres humanos deberían abrazar con ternura a aquellos que los hacen padecer, y elevando su corazón a Dios decir como el Cristo en su crucifixión : Padre perdónalos porque en su ignorancia espiritual no saben el daño que se están causando.

Ten piedad de los hombres que causan padecimiento, porque durante todas las etapas de purificación que deberá padecer la tierra, algunas por el fuego, otras por el aire y las ultimas por el agua, veras a estos seres en inmundas encarnaciones.

Algunos arrastrándose por el suelo, otros sin luz en su ojos y muchos sin la mas mínima inteligencia como para comprender sus miserias.


Cambia tu modo de ser antes que el dolor venga a tu encuentro y te hiera profundamente.

Cambia tu frialdad y desinterés por puro amor consolador.

Hay solo dos maneras de pagar lo que le debes a la ley de causa y efecto.

Con el dolor de tus actos centrados en el error, o con buenas obras en el amor desde el servicio impersonal.


Tu deberás elegir la forma de pagar, porque pagar deberás pagar puesto que la ley suprema no hace excepciones ni jamás deja de actuar.

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